Hay respuestas infinitas a esta pregunta, y ninguna es correcta ni tampoco un error. Es una de
las cosas que la hacen inconmensurable, libre: ni siquiera está sujeta a una definición clara,
nada la ata. La música es distinta para cada persona que la escucha.

La música, para mí, es lo que ocurre cuando se ordenan los sonidos para formar algo bello, o
algo que te despierte un sentimiento por dentro.

Dicen que la música es sentimiento, pero yo creo que el sentimiento está en nosotros y la
música es quien lo despierta, lo reaviva, o lo calma. Es, entonces, la directora de orquesta de
esos sentimientos.

Hace un tiempo, me fui de este coro durante un año, y al volver, Juan Pablo me preguntó cuál
era el motivo de querer reincorporarme. Le contesté que, entre otras cosas, echaba de menos
los pianos. Según lo dije, pensé que vaya respuesta intensa acababa de dar. Pero es cierto: los
pianos del coro son una de las pocas cosas en el mundo que me pone los pelos de punta.

Escuchar música y hacer música son dos cosas muy distintas, porque cuando eres tú quien la
está haciendo, muchas veces olvidas escucharla. Pero el momento en el que la haces, al mismo
tiempo la escuchas, y te haces consciente de que formas parte de eso que está pasando… Eso
es algo que no cambiaría por nada del mundo. Y se lo debo al Coro de Jóvenes de Madrid,
porque a pesar de estudiar piano y canto, fue aquí donde aprendí a hacer música no con los
dedos o con las cuerdas vocales, sino con el alma.

Nuria Rodríguez

Día del Libro 2020